Floraciones de cianobacterias: temporada estival y bajante extraordinaria del río Paraná


Floración de cianobacterias en ambiente de la ciudad de Santa Fe. Diego Frau

Las cianobacterias son un grupo de bacterias prehistóricas, que al igual que las plantas y otros microorganismos, como las microalgas, son capaces de realizar fotosíntesis captando dióxido de carbono del medio y produciendo oxígeno. Se encuentran ampliamente distribuías en sistemas acuáticos, también pueden encontrarse en la nieve, en suelos húmedos y/o haciendo asociaciones con otros organismos; siendo elementos fundamentales para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, aunque en ocasiones, pueden suponer un problema ambiental.

Las dificultades con las cianobacterias se relacionan particularmente con lo que se conoce como floraciones o blooms. Las mismas se producen en condiciones ambientales particulares que propician el crecimiento masivo de estos microoganismos, siendo principalmente el exceso de nutrientes disueltos en agua, temperaturas elevadas y alto tiempo de residencia del agua los principales factores que propician el desarrollo de estos blooms.

En Santa Fe venimos sintiendo desde hace unos meses el efecto del fenómeno climático conocido como “Niña” que, para estas latitudes, se traduce principalmente en una disminución en las precipitaciones. Esto trae aparejado que el caudal de los ríos Salado y Paraná, fuertemente vinculados a los sistemas acuáticos que tenemos en la zona, se vea reducido debido a la disminución en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones. En estos días, los efectos de la bajante pueden verse a simple vista en ambientes periurbanos como son la laguna Juan de Garay (ex laguna Bedetti) en Santo Tomé, en la vera del río Salado o incluso en la laguna Setúbal en la ciudad de Santa Fe.

Producto de esta bajante y el estancamiento del agua, que se suma a las mayores temperaturas propias de la época del año, es que se han comenzado a registrar algunos efectos indeseables en ambientes acuáticos de la ciudad de Santa Fe y alrededores. En este sentido, recientemente se observó una mortandad elevada de peces en la laguna Juan de Garay; y el mismo día que fuera publicado un artículo periodístico al respecto en el diario El Litoral, se registró una floración de cianobacterias en la laguna Setúbal. La misma fue corroborada al tomar una muestra de agua en la laguna por personal del INALI (CONICET-UNL), y se constató que correspondía a una floración de cianobacterias, en este caso, constituida por una mezcla de especies entre las que predominó Microcystis aeruginosa pero que también estuvo acompañada de los géneros Nodularia y Cuspidothrix. Días después se comenzaron a registrar floraciones similares en Provincia de Buenos Aires, con alerta por floraciones de cianobacterias en localidades como Berazategui, Tigre o la zona de Puerto Madero en Capital Federal. Todo esto indica que la floración fue transportada por el sistema fluvial del río Paraná, originándose probablemente en aguas estancadas aguas arriba y luego viéndose favorecida por las condiciones ambientales imperantes.

Las floraciones de cianobacterias pueden ser evidentes cuando los microorganismos que la forman se agrupan en la superficie y forman patinas verdes o verdeazuladas brillantes, siendo frecuente en ocasiones que la floración esté acompañada por un fuerte olor a tierra mojada, producto de la liberación de una sustancia conocida como geosmina. La geosmina no es tóxica ni exclusiva de las cianobacterias, sino que también es producida por bacterias y hongos presentes de forma natural en el suelo.

Cuando ocurren estos eventos de floraciones, con posibilidad de suceder en repetidas ocasiones durante esta temporada cálida, favorecidas por la bajante de los ríos y el estancamiento del agua, es importante tomar una serie de recaudos. Esto es necesario debido a que las cianobacterias son capaces de producir sustancias tóxicas conocidas como cianotoxinas, las que son liberadas a la columna de agua, y/o sedimentos al morir los microorganismos que las contienen.

Particularmente, en caso de la laguna Setúbal u otros ecosistemas que pueden tener un uso recreativo, debe evitarse el contacto directo con el agua y los bordes húmedos de la laguna cuando se producen estos eventos. Esto se sugiere porque las cianotoxinas, y otros compuestos que producen las cianobacterias, que no han sido del todo identificados, son capaces de producir afecciones en la piel como prurito, eritemas o dermatitis. Por otro lado, en caso de que el agua que presenta una floración de cianobacterias entre en contacto con mucosas, como son ojos, oídos, boca o nariz; ya sea a partir de la producción de aerosoles durante una actividad acuática (como canotaje, ski acuático, natación, etc.) o la ingesta directa durante el baño, pueden llevar a sintomatologías similares a cuadros de gastroenteritis o de gripe, incluyendo fiebre y dolor de cabeza. La ingesta de grandes cantidades de agua, y dependiendo de la abundancia de las cianobacterias y su toxicidad, pueden ocasionar además daño hepático, en riñones, pulmones o hasta en el cerebro dependiendo de la cianotoxina que se encuentre en el agua.

Las cianotoxinas, además pueden perdurar en el agua aún después de que la floración haya terminado, siendo este tiempo muy variable de acuerdo con distintos factores. Asimismo, se sugiere no pescar ni consumir peces durante un evento de floración de cianobacterias debido a que existe la potencialidad de producirse un efecto de intoxicación por la ingesta de peces contaminados.

En el caso de los niños más pequeños, que suelen jugar en las costas de los espacios recreativos donde puede ocurrir una floración, se debe evitar el contacto con las espumas que se forman. Estas son parte de la floración producida y que se encuentra en proceso de descomposición pudiendo contener una elevada carga de cianotoxinas. Las espumas son fácilmente reconocibles por sus tonalidades blanquecinas o amarillentas.

Por último, resulta muy importante destacar que las floraciones de cianobacterias no necesariamente son tóxicas, siendo la producción de cianotoxinas variable de acuerdo con las diferentes cepas de cianobacterias. Estando esto relacionado además por factores externos a las cianobacterias como son la temperatura o la concentración de nutrientes. Sin embargo, en presencia de una floración siempre hay que suponer que ésta es potencialmente tóxica y tomar los recaudos necesarios para evitar inconvenientes en la salud.

 

 

Dr. Diego Frau. Laboratorio de Plancton

diegofrau@gmail.com